Uno más

domingo, julio 31, 2005

Abuelo



En ese mismo instante, su rostro reflejó la impronta de la batalla. Como un eterno tren de mercancías, pasaron por delante un cúmulo de sentimientos, clavándose a su paso, en los rieles de su cara, y levantando un aire espeso, que abofeteó la mía. Dolor, sufrimiento, respeto, arrepentimiento, angustia, vergüenza, arrastrados por una locomotora llamada guerra, y con la mismísima muerte de maquinista.
Abuelo, jamás volveré a pedirle que escriba sobre aquellos años.

domingo, julio 24, 2005

Te regalo una estrella


Empezaba a refrescar, te llevaba en brazos y caminábamos por la arena de vuelta al coche. -¡ Mira papi !; gritaste, señalando la primera estrella que brilló en el cielo limpio de aquella playa desierta en Cabo de Gata. Te esforzabas estirando la manita para alcanzarla, -No “puero”, decías mirándome para que te ayudara. -Yo tampoco puedo; te estreché aún más entre mis brazos y te di un beso.